Recuerdo la última vez que tuve ocasión de ver a STRATOVARIUS, con motivo de la presentación del disco “Nemesis” en Madrid, escribir en la correspondiente crónica que a día de hoy hay que ser conscientes del estado actual de la voz de Timo Kotipelto para disfrutar del evento.

Pues bien, he de decir que lo vivido la noche del pasado sábado fue, contra pronóstico, una pedazo de actuación enorme donde el cantante finés nos recordó al de sus mejores años, llegando a cada uno de los exigentes tonos con garra, haciendo gala de su precioso timbre y jugando con todos sus recursos a placer. Sus compañeros, como aupados por esta energía que su frontman iba despidiendo desde el minuto uno, rubricaron junto a él uno de los mejores shows que les recuerdo, y llevo viéndolos desde la gira de presentación de “Visions”.

Crónica de J. José Jiménez de RafaBasa.com

La tarde del 24 de Octubre ya presagiaba que íbamos a ver algo grande desde el comienzo, teniendo una alta presencia de público ya desde primeras horas (me encanta cuando casi todo el público está para ver a los teloneros, como debería de ser siempre) en una sala But que, pese a la distribución circular de sus columnas con la obvia limitación de visión, creo que no es mal lugar para albergar este tipo de citas; me pregunto, no obstante, si en algún momento abrirán su anfiteatro, algo que puede resultar interesante. Su ubicación es céntrica y creo que bastante asequible, teniendo la parada de metro al lado, amén de un parking justo enfrente, para quien prefiera el desplazamiento por medios privados.

Desde Melbourne nada menos que venían DIVINE ASCENSION para presentarnos su metal sinfónico con amplia presencia de teclados, tanto a nivel de colchón como de melodías. Cierto toque de virtuosismo y  la angelical voz de Jennifer parecían ser buenos condimentos a degustar por parte de los madrileños, pero parece que el público no terminó de conectar con ellos, manteniendo su euforia contenida para posteriores momentos.

Temas como “Dawn Brings No Mercy”, “My Contender Lies” o “Liberator” parece que no terminaron de calar pese a lo pulcro de su interpretación y la buena onda que destilaba la banda en escena, haciendo gala de sincera simpatía con algunas bromas entre ellos.

Más suerte tendrían los siguientes en salir a escena, unos GLORYHAMMER cuyos ropajes y actitud tienen potencial de ser examinados en una de esas webs que diseccionan la cultura popular para regocijo del lector.

Bajo el grito de guerra “HOOTS!”, venían presentando su álbum “Space 1992: Rise Of The Chaos Wizards” ante una ya abarrotada sala que participó de su propuesta musical basada en ese power metal de corte alemán que causaba furor veinte años atrás y que propició la salida de bandas jóvenes por doquier en aquellos tiempos.

El vocalista Thomas iría pasando el testigo a cada uno de sus compañeros mientras los presentaba con alguna frase definitoria (de índole chistosa) para que ellos hicieran lo propio con la canción que iba a sonar a continuación. De esa manera, y para el regocijo de unos madrileños que se lo pasaron realmente bien, cayeron cortes como la que da título al disco, “Hail To Crail”, la hímnica “Angus McFife”, “Magic Dragon”  u otras con nombres tan dispares como “The Unicorn Invasion of Dundee” (ahí es nada).

Poco tendríamos que esperar para la salida de los protagonistas de la noche, arropados por el calor que sus teloneros habían dejado entre el público y gozando de un sonido bastante bueno, aunque algo alto en cuanto a volumen.

De hecho con la actuación de STRATOVARIUS me desplacé junto a los amigos con los que estaba viéndolo hacia un lateral para disfrutar de una mejor visión, así como de un volumen más moderado, ya que era realmente molesto si no se llevaban puesto tapones en los oídos.

“My Eternal Dream” daría el pistoletazo de inicio con todos coreando la melodía de trompeta que la caracteriza. “Eagleheart” fue todo un himno, siendo toda las voces una en su estribillo. “Against The Wind” siempre es un valor seguro y aquí no falló, con Timo dándolo todo en su exigente estribillo, sin escatimar ni una de sus casi inaccesibles notas. En “S.O.S.” tiró de elegancia para colorear las estrofas de la canción para el deleite del respetable. “Lost Without a Trace” buenísima, dejando patente que “Eternal” es un discazo y los fans estaba deseando escuchar sus temas en directo. ¿Y qué decir de “Phoenix”? Enorme, con Matias marcando sus poderosos riffs (incluso incluyendo alguna variación de su cosecha en melodías y solos) y Rolf demostrando por qué de su elección como batería para la banda.

Lauri Porra aprovecharía para dar un respiro a sus compañeros con el solo de bajo tras el que volverían en tropel para arrancar un potente “Paradise” que encantó a todos en la But, aunque no menos que un “The Lost Saga” alucinante, donde todos sus preciosos minutos de duración se pasarían en un suspiro, siendo posiblemente uno de los mejores temas de los últimos diez años en la carrera de STRATOVARIUS.

“Unbreakable” fue el único represente de “Nemesis” (eché en falta “Halcyon Days” y es que me encanta esa canción) y tras un corto solo de teclado, Jens Johansson tocaría la celebérrima melodía de clavicordio, poniendo la sala patas arriba gracias a “Black Diamond”.

Para iniciar el bis elegirían el momento íntimo de guitarra acústica, voz y teclados que proporciona “Forever”. “Sine In The Dark” fue recibida como otro nuevo clásico para encarar el final de la mano de “Hunting High and Low”, recreándose en su mitad para hacernos cantar, preguntándonos si queríamos ser la ciudad más ruidosa de la gira.

Desconozco si lo conseguiríamos, pero sí doy fe de que vivimos una gran noche de heavy metal melódico donde un cantante con energías y voz renovadas y sus compañeros demostraron que STRATOVARIUS están, hoy día, en uno de sus mejores momentos.

Crónica de J. José Jiménez de RafaBasa.com