Han sido muchos los meses a la espera de noticias, anticipos y, en definitiva, cualquier pista que pudiera darnos una idea del rumbo hacia el que se dirigiría este nuevo trabajo de JUDAS PRIEST, alimentando la impaciencia y el hype hacia él. Además, otros factores hacían que la incertidumbre fuera aún mayor, principalmente lo alargado de su pospuesto parto, labores de composición y grabación en estudio , el estado vocal de uno de los cantantes icono del estilo como es Rob Halford y la más determinante de ellas,  que no es otra que la ausencia de K.K. Downing, una de las piezas compositivas clave en la maquinaria del Acero Británico, quien en los inicios de la banda diera todo el sentido y significado, junto a Glenn Raymond Tipton, a lo que hoy consideramos que debe ser una  pareja de guitarristas dentro del heavy metal.

Crítica de J. José Jiménez de RafaBasa.com

 

Tal y como yo lo veo, haciendo un balance global de las dieciocho canciones que lo conforman (trece en su edición “normal” más cinco adicionales en la “deluxe”), estamos ante un disco que recrea, en 2014, el sonido clásico de JUDAS PRIEST, sobre todo en cuanto al tratamiento de las guitarras,  recogiendo lo mejor de cada época, pero siempre desde ese prisma sonoro que viene a ser reflejo de sus primeros álbumes. Encontraremos temas en este “Redeemer of Souls” deudores de varias de las diversas etapas que han tenido a lo largo de su carrera, dentro de una idiosincrasia y producción acorde a lo que, desde la vuelta de Rob Halford al grupo y la edición de “Angel of Retribution” ha sido la actividad discográfica en JUDAS PRIEST.

Cierto es que dieciocho canciones son una cantidad en la que mantener un nivel de calidad uniforme es complicado, y aunque siempre va en gustos personales y en el “tema a tema” me extenderé al respecto, encuentro una parte inicial y final bastante inspiradas y una central algo menos, aunque con momentos igualmente destacables. O dicho mal y pronto: “me lo esperaba peor”, sobre todo a tenor del resultado anterior en el que una de las piezas fundamentales en esta trinidad compositiva de JUDAS (Tipton/Halford/Downing)no estuvo presente. Mención aparte merecen los cinco bonus tracks de los que también hablaré más adelante.

“Dragonaut” es ese inicio clásico 100% heavy metal marca de la casa que abre con contundencia,  gracias a un riff de guitarras engordadas en graves y un Halford efectivo en tonos medios/graves (doblándose la tercera por arriba en el estribillo), siendo esta la tónica en gran parte del álbum; como tiene que comenzar un disco de JUDAS PRIEST.  ”Redeemer of Souls”, tema título, es otro corte no menos deudor de su tradición musical, en este caso con un riff que tiene cierta reminiscencia al de “Hell Patrol”, amén de un excepcional trabajo de guitarras y duelo de solos. En “Halls of Valhalla” encontramos esa introducción de guitarras armonizadas creciendo en volumen –fade in– desembocando en el tema más cañero y rápido del disco y con un estribillo que me encanta, aunque al grito final le falte fuerza y definición, en mi opinión. De “Sword of Damocles” me encanta su riff principal, muy original, además de un interludio -mitad acústico, mitad eléctrico- antes de los solos de lo más interesante. “March of the Damned” es un tema pesado, a medio tiempo, muy en la línea de Black Sabbath, donde las similitudes entre Rob y Ozzy son más que evidentes, un tema que bebe directamente de sus raíces y hace un guiño a su Birmingham natal.

A partir de este momento, encontramos tres temas que, en la parte media, sí veo que estén ligeramente por debajo de los que nos encontramos al comienzo y final de la obra: “Down in Flames” con un estribillo que me gusta mucho (esa melodía de “Going down in flames, going down in a blaze of glory” es súper pegadiza) pero donde no termina de encajarme su estrofa, repitiendo en forma de eco cada una de las frases que la componen; “Hell & Back” y su ritmo entrecortado no están mal, pero no termina de despuntar, si acaso el interludio vocal que hay antes del duelo guitarrero sería el momento que más yo destacaría en ella; y “Cold Blooded” que es otro medio tiempo donde se juega con guitarras acústicas sobre su riff en estrofas, dándole cariz ambiental, interesante, pero insisto, bajo mi punto de vista, algo por debajo a lo desgranado hasta ese momento.

Retomamos la caña y el heavy metal en todo su esplendor, 100% JUDAS PRIEST con “Metalizer”,  tema que hace honor a su título, añadiendo un nuevo personaje a esa galería mítica tan propia de ellos como lo son nuestros queridos  “The Ripper”, “Starbreaker”, “Exciter”, “Sinner”, “Grinder”,  ”Painkiller” o “Demonizer”, entre otros. En “Crossfire” es donde el aire bluesy impregna el ambiente mezclado con otro medio tiempo pesado de reminiscencia a Black Sabbath (de hecho, salvando las diferencias, el uso del dibujo de guitarra inicial intercalado recuerda a “I”). “Secrets of the Dead” en contraste, viene cargado de atmósfera y cierto misticismo en su lírica y musicalidad, siendo el tema más pausado (a excepción de las baladas) y al que quizás más cueste de tomar el pulso en primeras escuchas. “Battle Cry” nos devuelve la velocidad y las guitarras ultra heavies, con otro duelo de solos donde Tipton y Faulkner brillan con luz propia. El disco estándar se cierra con un precioso tema acústico llamado “Beginning of the End” donde el Sacerdote demuestra una vez más que, no se han prodigado demasiado en el uso de estos temas, pero cuando los crean, dan en el clavo en cuanto a calidad y emotividad.

Pasemos al bloque conformado por los cinco temas de la edición “deluxe”. Y he aquí que me encuentro con una sorpresa mayúscula, pues tres de ellos me traen de vuelta una faceta de JUDAS que me encanta y es la más rockera, la cual vino determinada por un, para mí, incomprendido disco como fue “Point of Entry” (aunque también es cierto que aquél quizás no fuera el paso lógico tras “British Steel”, aunque posteriormente se resarcieron -¡y de qué manera!- con “Screaming for Vengeance”):  ”Snakebite” es vacilona, de esos temas que parecen haber nacido para ser escuchados mientras conduces (por cierto, con un riff principal que me recuerda y mucho al de “Private Property” de su disco “Turbo”); “Tears of Blood” pone una marcha aún mayor, pisando el acelerador y aumentando revoluciones en otra canción súper marchosa; y “Bring it On” no les va a la zaga siendo otro momento pegadizo, rockero , de los de toda la vida. ¡Adoro las tres! En cuanto a los otros dos temas, no termino de cogerle el punto a “Creatures” (con buen estribillo, pero saco poco más de él) y de “Never Forget” decir que estamos ante una de las baladas más grandes creadas por JUDAS PRIEST, con una letra preciosa que, en caso de ser este su último disco, serviría como perfecto epitafio, además de cerrar de alguna manera la polémica (de la que sólo ellos mismos son responsables) en cuanto al tema de su separación, y dado que habla por sí sola, traduzco parte como nota final a la presente reseña: “Estamos juntos esta noche, unidos durante todas nuestras vidas. Y os estamos agradecidos por todo, nunca olvidaremos”.

Tracklist:

  1. Dragonaut
  2. Redeemer Of Souls
  3. Halls Of Valhalla
  4. Sword Of Damocles
  5. March Of The Damned
  6. Down In Flames
  7. Hell & Back
  8. Cold Blooded
  9. Metalizer
  10. Crossfire
  11. Secrets Of The Dead
  12. Battle Cry
  13. Beginning Of The End

    Temas extra:

  14. Snakebite
  15. Tears Of Blood
  16. Creatures
  17. Bring It On
  18. Never Forget

Crítica de J. José Jiménez de RafaBasa.com