Había muchas ganas de volver a ver a los navarros de nuevo en Madrid, una banda que indudable, y más que merecidamente, se ha revalorizado una barbaridad en los últimos años, especialmente tras su 25 aniversario en 2007/2008 y todos los actos que conllevaron (lanzamiento de caja especial, gira enorme conmemorativa…

…y todo ello coronado con la subsiguiente gira especial «Otra noche sin dormir» junto a Rosendo, y con Aurora Beltrán abriendo para ambos, en la que el hijo se comió sin ningún tipo de miramiento al padre, si no lo habían hecho muchos años antes ya, (algo que personalmente afirmo sin ninguna duda). Pues bien, hace pocos meses se editaba el ambicioso proyecto «La tierra está sorda», último trabajo de estudio de la mítica banda (aunque auspiciado en este caso de manera bastante personal por el propio Enrique Villareal, El Drogas), disco/libro conceptual basado en la guerra civil española, evidentemente aportando una visión parcial desde el bando republicano, y es que, como se refleja en el propio álbum, ya se encarga el poder, especialmente desde la derecha más arcaica, de silenciar las voces de los vencidos y enterrar la historia que menos les interesa.

Pues bien, sin ponernos políticos, que esto es otra cosa, y reconociendo desde el principio que musicalmente el disco no me gustó nada (por mucho que a nivel de letras, historia, presentación y demás, el trabajo sea espectacular), tan ambicioso proyecto requería de una presentación al mismo nivel, y como tal han planteado los conciertos de esta gira en dos partes completamente diferenciadas (con cambio de «personal» y escenario incluido como os explico en un momento):

Una primera basada al 100% en su nuevo álbum, tocándolo completo, de hecho, y en el mismo orden del disco, y con la colaboración en una guitarra adicional, teclados, bajo (liberando al Drogas en algún tema) y algunos efectos del propio hijo de Alfredo, Iker Piedrafita (DIKERS), que además ha participado más que activamente en el sonido y producción de «La tierra está sorda»… y que lógicamente está como un crío con zapatos nuevos pudiendo tocar con la gran banda de su padre, y con la que obviamente ha crecido, viajado, vivido y demás desde siempre. Y la segunda ya a modo de concierto normal, cambiando la distribución del escenario, y ya simplemente con los cuatro BARRICADA en primera línea poniéndonos una vez más contra la pared y dándonos una hora y cuarenta y cinco minutos sin tregua del mejor rock barriquero con un set list de los que quitan el hipo (22 temas clásicos, ni más ni menos… y eso que tienen incluso 4 o temas extras para cuando los horarios de las salas no son tan estrictos), y esa clase y actitud de la banda que denota que a día de hoy están viviendo, si no el mejor momento de su carrera, al menos uno de los mejores… Y es que encima de un escenario van sobradísimos, destilando la misma rabia, actitud y sudor de antaño pero añadiendo la dosis de experiencia, madurez, seguridad y aura legendaria que dan los años y el respeto máximo de su gente.

Pero comencemos por el principio, y lo primero es reiterar que La Riviera presentaba un «sold out» desde hacia varios días para un concierto realmente esperado, buen ambiente que refrendaron los protagonistas con creces con un show completo de 3 horas, que se dice pronto, y que acostumbrados a la raquítica hora y media (como mucho) que nos regalan a regañadientes la mayoría de grupos guiris, nos supo a más que gloria. Y es que al final la diferencia entre las bandas grandes y las «normales» están en los pequeños detalles (aparte de en la calidad y en el número de temazos que tienes en tu carrera, por supuesto), y BARRICADA sabe que si tocan su disco entero, tienen que ofrecer como contrapartida otro concierto completo para satisfacer a todo su público, y cómo tal se ponen el mono de trabajo, cogen el pico y se lanzan de cabeza a la mina con la misma ilusión que cuando comenzaban en el barrio navarro de La Txantrea hace casi 30 años ya.

Como digo, la primera parte del concierto consistió en la representación completa y por orden de «La tierra está sorda», con buena aceptación de la gente (y es que el disco ha funcionado muy bien y en general ha gustado), aunque bien es cierto que muchos de los que preferimos a nuestros BARRICADA de toda la vida nos aburrimos en varios momentos de la «representación», si me permitís llamarlo así. Como tal, comenzaron con «Desfilan», mientras aún había gente entrando en la sala (a las 20:30 en punto) e incluso esperando la cola del ropero para dejar la «chupa» o el bolso de turno, y remataron hora y cuarto después con «Una lágrima en el suelo», que pone el cierre al disco.

Enfocaron la presentación del álbum con el Drogas explicando brevemente antes de cada tema la historia que relataba la canción de turno, y tras ello atacaban el tema ya digo que con la colaboración de Iker al teclado, guitarra extra o bajo según requiriese el tema. Personalmente del disco me gustan los cortes que son más netamente BARRICADA, los que me suenan a mis BARRI de siempre, vaya, y dentro de éstos siempre he tenido una predilección especial por los que canta el Boni, con ese deje tan callejero y macarrilla pero a la vez tremendamente emotivo e intenso que siempre me ha conquistado. Como tal, de la primera parte del concierto me quedo sobre todo con temas como «Cierra los ojos» o la melódica y con mucho rollo «La carta», aunque por ejemplo cortes como «A las 7» o «Hasta siempre Tensi», ya cantando el Drogas, también quedaron muy bien. En formato casi acústico atacaron «Suela de alpargata» y «Agua estancada», en un rollo que sin, ser muy «barriquero», les queda curiosamente muy bien.

De todos modos, quizás los temas más coreados de la primera parte fueran «Matilde Landa», una más cruda y «facilona» «22 de mayo», «Llegan los cuervos» (donde se notaba que obviamente el hijo de Alfredo se sentía más cómodo en los temas modernos) o «Pétalos», que habla del famoso incidente de las «13 rosas», las trece jóvenes mujeres asesinadas por los fascistas en la tapia del cementerio de la Almudena en Madrid y de las que se hizo una conocida película hace un par de años. Finalmente, una emotiva «Por la libertad» (para que nos dejen leer esa página que siempre nos han negado) y, como decía, «Una lágrima en el suelo», ponían el punto final a la primera parte del concierto, interesante y loable, pero que ya digo que a los que formamos la vieja guardia del grupo nos aburrió bastante (sin quitarle ni un mérito a los protagonistas por la valentía de afrontar los conciertos así, ni por supuesto aludir a la respuesta general del público, bastante positiva con respecto a la representación completa del álbum).

Pasadas las 9:30 era el momento de cambiar el chip mientras los pipas del grupo apartaban los elementos innecesarios para el concierto «normal» que venía a continuación (fuera teclado, ciertos amplis…), situando la batería en el centro (que antes estaba en un lateral), colocando los tres micros protagonistas en primera línea, y dando tiempo a los BARRI para cambiarse, ponerse la ropa «de sudar», y coger un poco de aire de cara a las casi dos horas que nos quedaban por delante. Por cierto, no he comentado hasta ahora el buen sonido que disfrutamos el sábado en La Riviera, perfecto, muy nítido y con el volúmen y rollo suficiente para subir la nota general a lo más alto a poquito que la banda estuviera a su nivel… que lo estuvieron de sobra.

Comenzaron de manera bastante teatral con el «Sean bienvenidos» (intro de cabaret/circense incluida) de tiempos más recientes, con el Drogas vestido de maestro de ceremonias para la ocasión (chistera, gafas de sol y chupa de colores), pero en cuanto atacaron de repente con «Rojo» y «Todos mirando» aquello se convirtió en la olla a presión y fiesta absoluta que todos llevábamos un rato esperando. Y es que a día de hoy un concierto de BARRICADA es una bomba de relojería, una máquina pulida con 4 engranajes perfectamente engrasados (muy bien Ibi, el batería, por cierto, ya 100% acoplado al sonido de la banda… y es que ya lleva unos cuantos años con ellos) que mezclan sabiamente historia, temazos y esa clase innata de los elegidos que, sin ser ni mucho menos musicazos, saben como gestionar al máximo sus recursos para sacar lo máximo de sus capacidades. Y si a esto le sumamos la comunión absoluta con el público, ese respeto y cariño mutuo que destilan los conciertos de BARRICADA, y las ganas de cantar y bailar hasta el amanecer que teníamos todos en cuanto comenzó la parte clásica del show (de verdad que emociona mucho ver y escuchar a toda una sala de casi 3000 personas saltando y cantando al unísono algunos temas), pues tenemos un concierto espectacular, que ni más ni menos que fue lo que vivimos el sábado pasado en La Riviera.

Iban cayendo los temas, el sudor empapaba el ambiente pero aquello ya no había quien lo parase, alternándose en las voces Alfredo (por cierto, con una SG verde preciosa) y sobre todo Boni y Drogas, y ofreciéndonos una descarga de energía y electricidad sólo digna de los superclásicos. Y ahí estábamos nosotros, los humildes asistentes, dejándonos la voz, el cuello y los pies en cada tema, haciendo que ellos mismos alucinaran y se sintieran, como le gusta decir al Drogas, «muy agusto» en Madrid. De hecho, era curioso como en muchos momentos directamente se callaban y nos dejaban cantar a nosotros, sabiendo que al final las canciones pertenecen a la gente, y que son igual o posiblemente más válidas cuando las canta espontáneamente el respetable en vez de los propios artistas.

Desde los temas de los primeros tiempos como «Písale», la preciosa «Esperando en un billar», las punkarras «Contra la pared» y «A toda velocidad», «Invitación a la pesadilla», la entrañable «Mañana será igual» (introducida de broma con los acordes de «No sé que hacer contigo», que tocarían poco después) o «Lentejuelas», pasando por cortes más actuales pero que ya se han ganado un sitio en el set como «Sofokao» o «Víctima» (que incluso se ha convertido ya en un clásico… «no, no, no calienta igual, el sol bajo nuestro pie…»), y por supuesto hasta las imprescindibles «Animal caliente» (cantada por la gente, como es habitual), «No sé que hacer contigo», «Tan fácil» (¡vamonos a octubre, aunque estemos en marzo!, como la presentó el Drogas), «Okupación» (¡qué grande!), la maravillosa «Deja que esto no acabe nunca» (que canta Alfredo de modo más suave… aunque todo el público le hizo los coros, ¡faltaría más!) o «En blanco y negro» con el que se cerró el concierto antes de los bises (y de verdad que sigo remarcando lo que impresiona ver a TODA una sala moviéndose, saltando y cantando al compás de un mismo tema, personalmente se me ponían los pelos de punta, y a la banda imagino que ni os cuento…).

Ya en los bises era obvio que tenía que caer «Oveja negra» y «No hay tregua» (otro de los momentos en los que Boni tuvo que dejar cantar a la gente, flipando con la intensidad de nuestras voces), además de ese final en el que poco a poco se van marchando uno a uno al ritmo de «Esta noche no es para andar por esas calles»… Por cierto, clara la frase del Drogas de «nos vamos que ya estamos mayores» (aunque incluso hubo dos o tres canciones más que habían tenido que quitar esta noche del set por falta de tiempo, es alucinante lo de BARRICADA a día de hoy…). Finalmente, demostrando que incluso se han ganado el respeto de las propias salas (y es que hacía AÑOS que no veía La Riviera dejando terminar un concierto más tarde de las 23:30), les dejaron rematar con «En la silla eléctrica» de su primer álbum del 83 para poner el broche, con la mismo música circense del comienzo, a un concierto superlativo.

Grande, grande el concierto de BARRICADA en Madrid, demostrando que a día de hoy ya son por derecho una banda al mismo nivel en nuestra historia que BARÓN ROJO y LEÑO, formando para mí el triplete de bandas más importantes de la historia del rock duro nacional (cada uno en su estilo y su rollo, por supuesto)… con la diferencia de que BARRICADA siguen en activo al 100%, con una trayectoria ininterrumpida de más de 25 años y consiguiendo el máximo respeto y reconocimiento general cuando se acercan ya a su tercera década de historia… ¡y que sigan durando por muchos años! Y eso que reitero que la primera parte del concierto la hubiera enfocado de otra manera, incluso directamente me la hubiera ahorrado, añadiendo esa hora extra de clásicos como sí hicieron en la misma sala hace un par de años. Pero aún así, no es justo ni cabal poner una sola pega al concierto (incluso cuando en la última parte se notó al Boni y al Drogas perdiendo lógico fuelle vocal, por mucho que se fueran alternando), y sólo puedo levantar rotundo el pulgar y mostrar la máxima admiración hacia una banda que está viviendo una extraordinario segunda juventud. Gracias y enhorabuena.

Texto: David Esquitino (david_esquitino@rafabasa.com)

Listado de temas:

  • Desfilan
  • Sotanas
  • Hasta siempre Tensi
  • Cierra los ojos
  • Infierno de piedra
  • La Estancia
  • 22 Mayo
  • Cuervos
  • Es una carta
  • Las siete de la tarde
  • Matilde Landa
  • Suela de Alpargata
  • Casas Viejas
  • Agua estancada
  • Maestros
  • Pétalos
  • Por la libertad
  • Una lágrima en el suelo

  • Sean Bienvenidos
  • Rojo
  • Todos mirando
  • Contra la pared
  • Esta es una noche de rock’n’roll
  • Sofokao
  • Sólo quiero tu boca
  • Objetivo a rendir
  • Písale
  • Deja que esto no acabe nunca
  • Tan fácil
  • Esperando en un billar
  • A toda velocidad
  • Mañana será igual
  • Víctima
  • Tentando a la suerte
  • No sé qué hacer contigo
  • Lentejuelas
  • Okupación
  • Animal caliente
  • Blanco y negro
  • Oveja negra
  • Sin tregua
  • Esta noche no es para andar por esas calles
  • La silla eléctrica

    Fuente: Crónica de David Esquitino RafaBasa.com

El Drogas de Barricada