Después de su paso por el Rock Fest de Barcelona, DEEP PURPLE llegó a Madrid para despedirse con su último disco bajo el brazo, Infinite. Para acompañarles, estuvieron los australianos AIRBOURNE, que el marketing ha etiquetado en más de una ocasión como “los sucesores de AC/DC”.

El Palacio de los Deportes (ahora WiZink Center) registró una acogida bastante buena para tratarse de un lunes normal en la capital. No estaba lleno a rebosar, se podía estar holgadamente, pero sí habría más de 5.000 personas para disfrutar del mítico combo inglés.  Como es lógico, la edad media del público era bastante más alta de lo que acostumbra un concierto de rock y heavy normal.

La velada comenzó con AIRBOURNE, que también estuvieron tocando en el ROCK FEST y su actuación se puede resumir en pura dinamita.

El suyo es un rock and roll a destajo, con un escenario lleno de pantallas Marshall, con canciones llenas de guitarras y riffs ACDCianos y unos estribillos tan coreables como incendiarios en directo.

Aunque su fórmula no es nueva, la ejecutan tan bien y con un sonido tan fresco y contundente que es difícil no disfrutar con su propuesta. Corretean por el escenario, animan al público y, sobre todo, suenan a cañón.

En su repertorio repasaron tres de sus cuatro discos (se olvidaron de No Guts. No Glory), aunque se centraron en su más reciente trabajo, Breakin’ Outta Hell y, cómo no, su exitoso Runnin’ Wild.

Aunque temas como “Too Much, Too Young, Too Fast” o “Down On You” sonaron genial, me quedo con el último tercio de su actuación, que fue sencillamente espectacular.

Desde que el baterista Ryan O’Keeffe salió antes de “Live It Up” a “darle cuerda” a la sirena que acabó resonando por todo el recinto, aquello se convirtió en una fiesta de hard rock que culminó con un “Runnin’ Wild” que puso patas arriba el Palacio de los Deportes.

Y eso que alargaron un tema de poco más de tres minutos y medio a algo más de siete. Se marcaron unos  cuantos solos de guitarra, jugaron a que el público cantara, Joel nos alumbró con un foco portátil por si nos hubiéramos dormido. Pero no.

Aparte de la energía que transmiten, me gustó la humildad con la que encararon su actuación. Joel dio las gracias a DEEP PURPLE por la oportunidad y se acordó de todo el personal que “se levantó a las 6 de la mañana para que este escenario y este concierto sean posibles hoy”. Muy grandes en todos los sentidos.

Tuvimos que esperar media hora mientras se hacían los correspondientes cambios en el escenario, que muchos aprovechamos para cenar en el único puesto de comida dentro del recinto, una pizzería.

La última vez que vi en directo a DEEP PURPLE, Ian Gillan no había cumplido aún 60 años y cantó descalzo toda la actuación. Doce años después, aún me sigue pareciendo increíble que el grupo siga en activo, con nuevo disco bajo el brazo y demostrando un nivel instrumental en vivo excepcional.

Eso sí, en teoría ésta es su gira de despedida, motivo más que justificado para volver a verles. Y esta vez Ian ya no iba descalzo.

Empecemos con una obviedad: los DEEP PURPLE de ahora no tienen nada que ver con los de hace décadas. Ahora sus shows no son tan explosivos, son más calmados, con muchas partes instrumentales e improvisadas y, por supuesto, hay ausencias notables en su repertorio.

Algunos atribuirán esas ausencias a que Ian Gillan ya no puede defenderlas en directo y creo que, efectivamente, tiene todo el sentido del mundo. Su estado vocal es el justo y necesario para cantar las canciones elegidas en el repertorio de esta noche, en las que ni hay grandes agudos ni complicaciones en exceso para un vocalista de su experiencia.

Sí, intenta contentar a sus seguidores con algunos gritos heavies y los típicos duelos a guitarra y voz con Steve, pero queda patente que esa potencia y esa garra que tenía antes ya no está, y creo que es lo mejor para todos que eso se tenga asumido y no caigan en el error de interpretar canciones fuera de sus posibilidades actuales. Pienso aquí en ausencias como “Highway Star”, “Burn” o “Child In Time”.

¿Significa esto que no tocaron clásicos? ¡Para nada! De hecho sólo tocaron cuatro canciones de Infinite y una de The Now What? (“Uncommon Man”), sus dos obras más recientes, así que en realidad dos tercios de su concierto fueron temas “clásicos”.

Antes de repasar cómo sonaron esos clásicos, me gustaría destacar la potencia que ganan las canciones de Infinite en directo. Quizá la producción del CD la desearan más contenida, pero, desde luego, en vivo suenan mucho más cañeras y vivas. Me gustó especialmente la emotividad de “The Surprising” y el aire pesado de “Birds of Prey”, que fue de las que mejor sonó de toda la noche.

El gran protagonismo de la noche cayó sobre Don Airey, que se comió a sus para nada novatos compañeros. Don tuvo solos en gran parte de las canciones, y demostró lo genial músico que es, pero esto también implicó que se alargaran los temas en exceso y que, por tanto, no hubiera hueco para más canciones.

Sí, creo que hubo solos muy acertados, como el que se marcó antes de “Lazy” y que animó bastante al público, o el guiño a Madrid con un fragmento del himno del Atlético de Madrid (en Barcelona le dio por tocar uno de “Els Segadors”). No obstante, eché de menos algo más de protagonismo de Steve, que sigue tocando tan preciso y con tanto gusto como siempre.

En cualquier caso, Ian Paice y Roger Glover también tocaron a un altísimo nivel y, de verdad, daba gusto escuchar los pasajes instrumentales y las veces que se ponían a improvisar. Una delicia.

No es ninguna sorpresa que el combo de canciones formado por “Smoke On The Water”, “Perfect Strangers” y “Space Truckin’” (con permiso de “Smoke On The Water”, el estribillo más coreado de la noche) fuera todo un subidón, por sonido y porque son historia del rock, pero es que temas como “Strange Kind Of Woman”, con ese “I want you, I need you” que todos cantamos, o su versión del “Hush” de Joe South sonaron maravillosamente bien.

Por cierto, la escenografía, liderada por una especie de bloque de hielo que hace referencia a la portada de Infinite, varias pantallas grandes con diferentes proyecciones para cada canción y un juego de luces muy apropiado sumaron ese componente visual que también cuenta en los conciertos.

Cerraron con “Black Night” y su mítico riff de guitarra y teclado, que coreamos hasta la saciedad.

Que sí, que a todo seguidor de DEEP PURPLE nos hubiera gustado ver más clásicos y quizá menos solos a cambio de más canciones, pero es que lo que vimos estuvo tan bien y lo disfrutamos tanto que creo que cualquier pequeño cambio podría haber influido para mal en el resultado final.

En su lugar, nos quedamos con un concierto despedida a muy alto nivel y, sin duda, para recordar. Ya es mucho más de lo que otras bandas nos ofrecen en la actualidad y con menos años a las espaldas.

Setlist de DEEP PURPLE

  1. Time for Bedlam
  2. Fireball
  3. Bloodsucker
  4. Strange Kind of Woman
  5. Johnny’s Band
  6. Uncommon Man
  7. The Surprising
  8. Lazy
  9. Birds of Prey
  10. Hell to Pay
  11. Solo de teclado (con “Agate Deuna” y un fragmento del himno del Atlético de Madrid)
  12. Perfect Strangers
  13. Space Truckin’
  14. Smoke on the Water

Bises:

  1. Hush (versión de Joe South) (con un fragmento de “Peter Gunn Theme” de Henry Mancini)
  2. Solo de bajo
  3. Black Night

Crónica de César Muela de RafaBasa.com