Mucha expectación había levantado la nueva visita de SLAYER y ANTHRAX a la península. Madrid fue la primera ciudad en agotar las entradas, algo tuvo que ver la última reducción de aforo de la sala La Riviera, pero es que el cartel de no hay entradas también se colgó primero en Bilbao, y luego en Barcelona.

Crónica de Antonio Cerezuela de RafaBasa.com

Aunque no conocía a los encargados de abrir la velada, los noruegos KVELERTAK, me habría gustado ver que tal lo hacían. Lamentablemente no pude llegar a tiempo a la sala, a la que entré casi justo para el comienzo de ANTHRAX.

Con mucha gente ya en el recinto, los neoyorquinos hacían su aparición irrumpiendo con un cañero “Caught In A Mosh” que no dejó a nadie indiferente. El quinteto salió decidido a no dar tregua e inmediatamente después arremetieron con su versión del tema de Joe Jackson “Got The Time” que levantó por completo a los que aún no habían despertado si es que quedaba alguno.

El grupo sonaba compacto y potente, muy empacado, y el sonido les acompañaba, pero aunque “Madhouse” siguió contando con el beneplácito del público, dio la impresión de ir un poco más lenta de lo habitual.

Era la tercera canción y el quinteto se había llevado al público de calle, es incuestionable que estaban haciendo un gran concierto, pero aun así decidieron no arriesgar descargando la versión de TRUST que han convertido en un clásico propio, “Antisocial”, la cual desató una auténtica locura en el recinto.

Hasta ahora muy bien, Joey Belladona sigue siendo un excelente cantante, tanto a nivel vocal como de puesta en escena, y a según que distancia le vieras, parece que se conserva en formol. Por el bajista Frank Bello tampoco parecen pasar los años ya que no paraba de animar constantemente el cotarro corriendo de un lado a otro sin descuidar su labor a las cuatro cuerdas, y el guitarrista Scott Ian aunque sigue siendo un músico muy sólido y experimentado que cumple con creces su papel, no puedo evitar decir que le vi más parado que en otras ocasiones. No obstante para nada desmereció su actuación ni la de la banda. Respecto a John Dette poco que decir, está claro que no es Charlie Benante y hubo momentos en los que se notó, pero cumplió muy bien con su cometido, de manera muy profesional, y las canciones no sonaron escasas o vacías ni se vio mermado el resultado final. El que ya no me convenció tanto fue el guitarrista Jon Donais, me pareció soso, no le vi asentado en el grupo y sus solos me sonaron cuanto menos ramplones. Podría decir que necesita tiempo pero lleva ya más de dos años en el grupo.

Siguiendo con la actuación, en este momento llegó un poco la calma con el tema nuevo “Evil Twin”, al cual la gente prestó atención sin emocionarse demasiado, y “Fight ‘Em ‘Till You Can’t”, única canción salvable del que es hasta ahora su último disco “Worship Music”. El público regresó para una buena pero un tanto desacelerada versión de “Indians” a la que le sobró el parón antes del puente previo al solo, y volvió a marcharse cuando tocaron la versión del tema de S.O.D. “March Of The S.O.D.”. Aunque esta versión y el siguiente tema; “In The End” de “Worship Music”, sirvieron para homenajear tanto a Ronnie James Dio como al guitarrista de PANTERA “Dimebag” Darrell, creo que el tema de S.O.D. sobraba y hubiera preferido “I Am The Law”, “Metal Thrashing Mad”, “In My World” o “Who Dares Wins” por decir solo algunas.

En cualquier caso el quinteto supo mantener la emoción y la dinámica a lo largo de todo el concierto y de nuevo volvieron a llevarse al público de calle cerrando con un “Among The Living” absolutamente soberbio que nos dejó a todos con ganas de más y con la sensación de haber visto una actuación un poco corta.

ANTHRAX habían puesto el listón muy alto, pero nunca hay que subestimar a SLAYER, y aunque les costó un poco al principio, al final de su actuación habían conseguido que nos olvidáramos de los de Nueva York casi por completo.

A pesar de que desde el primer segundo de la introducción las espectaculares luces nos recordaron quien era el cabecera en todo momento, a SLAYER les costó un poco arrancar y meterse en el concierto. Eso o ANTHRAX nos habían dejado tan satisfechos que SLAYER iban a tener que emplearse a fondo.

La apertura corrió a cargo del tema que da título a su nueva obra “Repentless”, una canción muy potente que sonó un tanto descafeinada por varios motivos. Primero la batería estaba demasiado alta respecto a las guitarras, y segundo daba la impresión de que Tom Araya estaba o calentando la voz, o dispuesto a no forzar demasiado. En cualquier caso “Portmortem” disipó cualquier duda entregándose el público en cuerpo y alma. “Hate Worldwide” de su anterior “World Painted Blood” siguió en la línea, pero después de ésta la desidia y la pesadez más absoluta se apoderaron de la actuación. Entiendo que intenten tocar temas de todas sus épocas, pero “Disciple” y “God Send Death” me parecen dos canciones tediosas, sin gracia y totalmente prescindibles. Si quieren meter algo de esa etapa que toquen “Consfearacy” de “Christ Illusion”; yo por lo menos lo preferiría.

El concierto volvió a resurgir con el clásico “War Ensemble” que desató una auténtica batalla campal en las primeras filas, pero volvió a caer en el ostracismo más absoluto con “When The Stillness Comes”; no entiendo como este tema ha sido elegido para presentar su última obra, y “Vices”, otro tostón de su último álbum. Habría preferido “Atrocity Vendor”, “Piano Wire” o sobre todo “You Against You”, que no entiendo como no la incluyen en el repertorio.

En este momento Araya ya estaba vociferando como nos tiene acostumbrados, el sonido se había estabilizado con todo en su sitio y el grupo sonaba como una apisonadora. A pesar de todo eso, todavía quedaba un poco para que SLAYER demostraran porque son SLAYER. Digo esto porque aunque “Mandatory Suicide” fue un buen preludio para lo que estaba por llegar, es una canción que nunca me ha parecido gran cosa y a día de hoy no entiendo como sigue siendo una de las fijas en sus repertorios. En cualquier caso tras la susodicha arremetieron con “Chemical Warfare” dando paso a una auténtica debacle que no tuvo piedad hasta la conclusión del concierto. “Die By The Sword” fue toda una sorpresa y “Black Magic” desató una locura total en los asistentes. También tuvieron un momento para volver al nuevo álbum con “Implode”, uno de los mejores temas de “Repentless”, para después seguir con otro clásico como es “Seasons In The Abyss”.

No es que antes lo estuvieran haciendo mal ni mucho menos, supongo que será cuestión de gustos, pero ahora sí que estaba presenciando a los SLAYER que esperaba. Es cierto que Tom Araya desde su lesión de espalda está bastante estático, pero sigue manteniendo su presencia. Kerry King sigue dando el callo a su manera y Paul Bostaph es un batería más que solvente, además de llevar muchos años en la banda. El que tengo que decir que no me gustó en absoluto fue Gary Holt. Casi todo el mundo me había hablado de lo bien que estaban SLAYER con él, pero me veo en la obligación de discrepar. Se le ve desganado, ganándose el sueldo simplemente, y creo que el trabajo le queda muy grande. Está claro que sustituir a Jeff Hanneman no es fácil, ni mucho menos, pero Holt no tiene ni su presencia, ni su carisma, ni le llega a la suela de los zapatos en los solos, y me cuesta creer que hoy en día este sea el mejor sustituto que la banda puede encontrar del gran Hanneman.

Volviendo a la actuación en sí, “Hell Awaits” supuso el principio del fin destrozando cuerpos y mentes, “Dead Skin Mask” aportó un poco de tregua, “World Painted Blood” sirvió para recordar su anterior obra (habría preferido “Psycopathy Red” o “Snuff”), y “South Of Heaven”, “Raining Blood” y por supuesto “Angel Of Death” con telón dedicado al fallecido guitarrista cerraron de forma espectacular una gran actuación de los californianos.

Por poner alguna pega, SLAYER no colgaron las cruces invertidas que sí han colocado en otras ciudades, y el telón quedaba demasiado grande para la altura de la sala quedando la cabeza del águila y las patas tapadas, pero en cualquier caso una gran velada de Thrash Metal con dos clásicos absolutos e imprescindibles que brillaron con luz propia. Como decía un colega, a veces nos olvidamos de porque estos grupos son primera fila.

Crónica de Antonio Cerezuela de RafaBasa.com