Nos dirigimos la gélida noche del sábado hacia la céntrica sala But  para comprobar el estado de forma en directo de los alemanes UNISONIC tras la edición del fantástico álbum “Light of Dawn”, el cual tengo entre mis favoritos de este 2014 que se nos va. Como aderezo, teníamos dos prometedoras bandas nacionales, NIGHTFEAR y LORDS OF BLACK, quienes están imparables desde la edición de su primer disco homónimo.

Crónica de J. José Jiménez de RafaBasa.com

 

Hasta la fecha no había estado en la But y he de decir que me pareció una muy buena opción para conciertos en la capital, con un aforo que, entre la sala principal y anfiteatro ronda las mil personas. No obstante, algo más de la mitad fueron los congregados para el evento.

 

A nivel de sonido, pese a pequeñas deficiencias de ecualización, sufridas sobre todo por NIGHTFEAR, la pauta general fue bastante positiva. Curiosamente, fue esta banda la que se benefició de un volumen óptimo, ya que al haber más público pero mantener un nivel similar, había momentos en los que se oía algo bajo, sobre todo para los que estábamos en las filas traseras.

Sobre las siete menos veinte se daba el pistoletazo de salida con los mentados NIGHTFEAR, quienes desglosaron buena parte de su disco “Inception”, no desaprovechando la ocasión para presentarnos alguno del venidero “Drums of War”, un álbum conceptual que continúa la historia de su canción “Pride”, incluida en el primero.

 

El quinteto está conformado por Víctor e Ismael a las guitarras (quienes nos dejaron retazos de técnica por doquier en cada canción), Oscar y Manuel a la batería y bajo respectivamente, así como por el vocalista Lorenzo, quien no paró de animar a un personal que fue de menos a más en cuanto a respuesta hacia su propuesta musical, la cual va a caballo entre el power metal alemán y el progresivo, apostando siempre por la melodía.

 

Me quedo con dos temas como fueron “Nightmare”, presentado como uno bastante oscuro, con unas introducción y outro de bajo bastante originales y la mentada “Pride”, de la que además editaron un videoclip bastante bueno que refleja el gusto (compartido por el que firma) de la banda por la ciencia ficción. Como apunte a mejorar, decirles que les vendría bien trabajar más la presencia escénica y estar algo menos estáticos.

Es la segunda vez que veo –y tengo oportunidad de contároslo- a  LORDS OF BLACK en pocas semanas y la verdad que veo una banda que está dejando de ser una promesa para convertirse en toda una realidad, porque en directo se están creciendo muchísimo y oportunidades como ésta las están aprovechando al máximo. Si bien su concierto presentación en Madrid fue en un ambiente más íntimo ante sus fans más acérrimos, aquí sabían que había que ir a por todas para ganarse a propios y extraños y no sólo me gustaron mucho sino que escuché reacciones positivas hacia ellos por doquier.

No quiero dejar pasar la ocasión para reseñar que su bajista Víctor ha ganado bastante en cuanto a presencia escénica y, si hace unas semanas dije que le vi demasiado estático, aquí le vi bastante más comunicativo y animado. Andy C. desde la batería, como siempre, dejando improntas de clase y técnica por doquier. Tony Hernando, como siempre, siendo el capitán de la nave y tocando como él sabe, aunque esta vez compartiendo más el liderazgo con un Ronnie Romero enorme que dejó boquiabierto a más de uno.

Su tema insignia “Lords of Black” sería el primero en caer, seguida de un potente “Nothing Left to Fear” que puso a los desconocedores de la banda sobre aviso en cuanto a la alta calidad de la misma, hecho constatado con el medio tiempo “Would You Take Me” y –lo vuelvo a decir como en semanas atrás- su pedazo de estribillo.

El single “The World that came After” terminó por poner las cosas en su sitio, llegando a la elegancia y clase de “The Art of Illusions Pt. 2 The Man from Beyond” donde todo el público dio palmas al son que Ronnie y la banda marcaban. 

 

“The Grand Design”, con un Andy enorme encarando esos complejos ritmos nos condujo a la grandilocuente “Forgive or Forget”, amenazando con despedirse con “When Everything is Gone” donde el colofón vocal es el momento donde Ronnie más luce en todo el concierto.

Pese a que su tiempo había terminado, nos sorprendieron con una brutal versión de “We Rock” de Dio donde sorprendieron al encantado público que les aupó en la recta final, rubricando una gran actuación de un grupo que, para seguir creciendo, creo que necesita dos cosas: comenzar a salir fuera de España a tocar y un segundo disco que termine por sentenciar la calidad del cuarteto.

 

Por su parte, UNISONIC dieron un buen espectáculo, si bien es cierto que en mi opinión, el concierto tuvo algunos baches en cuanto a intensidad. Aunque cuando uno tiene bajo su manga dos temas míticos de Helloween para ser interpretados por el vocalista que los grabó originalmente, es sencillo de remontar cualquier concierto.

Michael Kiske estuvo muy bien de voz, llegando a casi todos los exigentes tonos que se le requerían. Lucía un aparatoso aparato ortopédico en su rodilla izquierda debido a la lesión que tuvo hace unas semanas, además de tener que hacer uso esporádico de una banqueta para descansar la articulación dañada. El otro foco de todas las miradas era Kai Hansen, luciendo un look capilar (me niego a llamarlo peinado) cada vez más extravagante y  -¿por qué no decirlo?- ridículo, como si quisiera asemejarse al personaje de Daryl de The Walking Dead con ese amago de flequillo. Aunque en lo importante, que es el aspecto musical, Kai estuvo genial con su guitarra y a los coros, animando al personal con su simpar simpatía. Me gustó mucho Mandy, tocando con una clase sensacional, pese a quedar en un segundo plano frente a sus compañeros. El bajista, compositor y principal mecenas Dennis Ward también se quedó un poco a la sombra, pero controlando todo desde su esquina y aportando su voz a los coros, formando además una sólida base rítmica junto al batería Kosta.

El set list estuvo equilibrado entre temas de sus dos discos más las dos versiones de Helloween, si bien admito que, bajo gustos personales, eché en falta más temas de “Light of Dawn”. Abrirían con “For the Kingdom” con el que Kiske y Hansen no tardarían en hacerle un favor a los fotógrafos y darles la ansiada pose de verles a ambos abrazados. “Exceptional” fue genialmente recibida por los madrileños (y es que es un temazo). “Never too Late” (o “Time to Break Free 2″) nos puso a todos a cantar su estribillo ideal para los directos, poniéndonos las pilas con el trepidante power alemán de “Your Time has Come”, ¡pedazo de canción!

 

La magia de “Star Rider” inundaría el escenario madrileño con Hansen tomando la voz cantate en la parte intermedia antes del último coro, llegando el rock vacilón (y pequeño impás en el ritmo del concierto) de “My Sanctuary”. Michael nos pediría para la próxima canción que moviéramos las manos a izquierda y derecha como en el “Purple Rain” de Prince, arrancándose incluso a cantar  parte de la canción (hecho simpático para un fan del “genio de Minneapolis” como un servidor), introduciendo “Wheen the Deed is Gone”.

“Souls Alive” y “King for a Day” fueron un nuevo bajón de intensidad, aunque justo después llegaría el momento por el que Kiske dijo que se estaba reservando, un “March of Time” emocionante que nos puso los pelos como escarpias a más de uno. Por cierto que muy sano vacile entre los dos ex Helloween entre uno comprobando que Hansen está bebiendo agua de seguro y el otro poniéndole una toalla que asemejaba la melena que en la época de los “Keeper” lucía el vocalista.

 

Nuevo cambio de tercio y pérdida de ritmo para la balada “Over the Rainbow”, tras la cual Kai se queda solo en escena interpretando el  instrumental “Follow the Sign” de Helloween. Dos temazos nos llevarían hasta el mutis antes de los bises: primero “Throne of the Dawn” y después “We Rise”, haciendo las delicias de todos.

 

La reentrada, con todo el público coreando el nombre de la banda, llegaría con la inevitable “I Want Out” que nos emocionó, más escuchada por la voz de un Michael Kiske entregadísimo a la causa. La alargaron para hacernos corear e introducir fragmentos de clásicos como “Running Free”, “I Was Made for Loving You” y “Breaking the Law”.

“Unisonic”, su tema homónimo que abría el primer álbum, sería el colofón, el perfecto broche de oro con todos cantando y coreándolo, dejándonos felices y satisfechos en un concierto que, no fue perfecto sobre todo por el hecho de no mantener la misma intensidad de comienzo a fin, pero que colmó las expectativas de los que ansiábamos verles en gira propia.

Crónica de J. José Jiménez de RafaBasa.com