Nos encontramos por fin ante uno de los lanzamientos más esperados por la comunidad heavy durante el presente 2012. Ríos de tinta llevan fluyendo desde hace tiempo y lo que queda, opiniones encontradas entre los que esperan con ansias la reunión de Kai Hansen y Michael Kiske y los que se sentirán defraudados por no cumplir sus expectativas.

Puntuación: 8
Crítica de
J. José Jiménez de RafaBasa.com

 

 

No es justo centrarnos únicamente en ellos, pues si bien es centro que suponen el eje central sobre todo de cara a la opinión pública en mayoría e incluso que ambos realizan un trabajo notable (con un Kai más melódico que nunca en sus guitarras aunque con ese sonido suyo inconfundible y su innegable pasión por Judas Priest a la hora de componer y un Michael que sigue siendo la voz prodigiosa por la que no han pasado los años), UNISONIC está amparada por Dennis Ward, conocido no sólo por su labor de compositor, bajista y líder en Pink Cream 69 sino por su labor de productor durante hace bastantes años dentro del rock duro y heavy metal en Alemania, el guitarrista Mandy Meyer que es un buen complemento a la guitarra de Hansen y Kosta Zafiriou a la batería también en Pink Cream 60 (y no pasaré por alto la curiosidad de que la reunión de dos ex Helloween se hace acompañar de dos músicos pertenecientes al ex grupo del vocalista actual de los mismos). Cinco reputados músicos, algunos incluso míticos y/o mitificados que firman un álbum que, pueda gustar o no, está repleto de temas bien construídos y con un buen gusto exquisito.

Hablaba en mi primer párrafo de esperanzas y desengaños. Lo primero que se ha de tener en cuenta para encarar la escucha de UNISONIC es que no estamos ante un álbum de power metal alemán. No hay dobles bombos, riffs rápidos ni voces imposiblemente agudas, cualquier comparación con Helloween o Gamma Ray es un error que puede llevar al oyente a decepcionarse en una primera escucha. Estamos ante un álbum muy melódico, con temas más cercanos al hard rock que al heavy metal, repleto de medios tiempos (no me refiero a temas acústicos, aunque el tema final sí hay una balada, el tema final), tempos moderados y sobre todo una producción con un sonido muy limpio y pulido. Tampoco hay una pretensión de innovar o reinventar ningún género musical, practicamente todas las canciones siguen el esquema básico de intro/estrofa/puente/estribillo eso sí, hecho con buen gusto y calidad, aunque también tenga sus momentos bajos.

Eso sí, los que esperan el ansiado regreso de Michael Kiske al rock duro van a ver colmadas sus expectativas, con un envidiable estado vocal y ese timbre suyo tan característico. Kiske se mueve generalmente en tonos medios, subiendo sólo en contadas ocasiones y cuando la ocasión así se lo permite. Aunque de verdad que parece que fue ayer cuando grabara los míticos «Keeper of the 7 Keys», con una voz tan limpia como impoluta, y es que apenas se le nota forzar ni en los momentos más exigentes.

No se escandalice nadie cuando digo que la más cañera del disco es el tema single «Unisonic», que desde hace tiempo ya conocemos, porque ya digo que es un álbum de melodía y medios tiempos. Comparto la opinión de muchos al recordarme algo a la época «Pink Bubbles Go Ape», aunque el riff principal tiene mucho de Gamma Ray, principalmente me recuerda bastante a «Into The Storm». «Souls Alive» (en una versión mejor que la del Ep «Ignition») es la única que tiene algún ramalazo power, más que nada por el uso de melodía pulsando al aire las cuerdas de la guitarra, aunque ya digo que sin nada de dobles bombos o ritmos rápidos, pero consiguiendo uno de los mejores temas del álbum con un elaborado estribillo. La guitarra inicial de «Never Change» tiene el sello melódico de Kai Hansen reconocible desde la primera nota, seguido de unas estrofas donde bajo y batería mandan sobre una guitarra acústica arpegiada y con otro buen estribillo, que hace me venga a la cabeza el «In These Arms» de Bon Jovi (no que sean clavadas, pero sí tiene un algo…).  Aunque si de Bon Jovi hablamos, los ritmos en la estrofa de «I’ve Tried» bien podría haberlos firmado Tico Torres (supongo que esta onda tan melódica vendrá por el «sector Pink Cream» del grupo o el mismo Kiske incluso). «Never Too Late» tiene un ritmo muy rockero y alegre con un estribillo que en su recta final es casi calcado (aquí no es que me recuerde, es que es practicamente igual) al «Time To Break Free» de Gamma Ray.

La segunda parte del álbum mantiene la melodía (que es la constante universal de este álbum debut) aunque sí baja por lo general el pistón en cuanto a velocidad, ganando más en medios tiempos. Tal es el caso de «Renegade» con un estribillo bastante épico que gana aún más cuando al final lo suben un tono. «My Sanctuary» (otra de las aparecidas en el Ep de adelanto) recupera un tempo más marchoso y estribillo facilmente coreable, algo ñoña y facilona en mi opinión aunque seguro que en directo es un valor seguro. «Star Rider» baja el tempo pero sube la intensidad creativa con el que quizás sea el tema más elaborado en cuanto a labores de producción . «We Rise» alterna ritmos a medio tempo y otros más lentos con un estribillo al que le falta velocidad, y de hecho parece que van a subirla en cualquier momento, pero se han empeñado en hacerlo pausado y decadente, y es una pena porque podría haber sido un buen himno cantando:  «We rise, we fall. The writings on the wall…». Por cierto con un buen duelo de guitarras a mitad del tema.  «No One Ever Sees Me» es el tema final y más largo del disco, una balada acústica con algunas partes de piano donde Kiske recrea su vertiente más melódica e incluso melosa.

Esto es básicamente lo que da de sí un álbum que, como decía al comienzo, los ríos de tinta que ha generado no son nada comparados con los que traerá en el futuro. Como siempre la última palabra la tendrán los fans, a los que sólo puedo decir que esperen un pulcro disco de rock melódico, muy trabajado y con buen gusto, pero no un álbum de heavy metal, ya que del power alemán ni hablamos. Sí tiene fugaces momentos que pueden recordar a la etapa «Keeper», pero sólo como un destello, y es que a fin de cuentas un leopardo no puede esconder sus manchas. En todo caso y pese a lo difícil viniendo de personalidades tan conocidas, lo más aconsejable es olvidar lo que Kiske y Hansen hicieron en el pasado e intentar disfrutar lo más objetivamente de estos UNISONIC a quienes veremos por vez primera en España de gira con Gotthard y, una vez analizada su propuesta musical, desde luego se me antoja como un dúo que casa a la perfección y de lo más apetecible en directo.

Tracklist:

  1. Unisonic
  2. Souls Alive
  3. Never too Late
  4. I’ve Tried
  5. Star Rider
  6. Never Change Me
  7. Renegade
  8. My Sanctuary
  9. King For A Day
  10. We Rise
  11. No One Ever Sees Me
  12. Over The Rainbow (edición limitada)

Crítica de J. José Jiménez de RafaBasa.com

Unisonic Cover

Artículos Relacionados