Estamos ante una de las veladas más esperadas del año. Con el cartel de “no hay billetes” colgado hace más de tres meses en la capital recibíamos a BRING ME THE HORIZON con nuevo disco bajo el brazo, un “That’s The Spirit” que es su quinto disco de estudio y que rompe con su sonido de sus primeros discos, acercando su música a influencias como el pop, la electrónica o el rock alternativo, dando un salto de calidad y a la vez de comercialización muy importante, llevando este quinto LP a lo más alto en Canadá o Australia y al número 2 en Estados Unidos o Reino Unido, quizás los mercados más importantes a nivel mundial. No llegan solos, y es que DON BROCO son los encargados de abrir los conciertos durante esta gira.

Empezaban con su actuación DON BROCO, rock alternativo desde Bedford con un sonido muy particular, quienes nos presentan su segundo disco, “Automatic”, el cual les ha lanzado en cuanto a popularidad. Estribillos pegadizos como los de “You Wanna Know” o temas más comerciales y “poperos” como el propio “Automatic” empiezan a hacer despertar al público ya numeroso desde el inicio. De este segundo disco también sonó “Nerve”, de nuevo con un sonido más comercial y relajado, dando más importancia así a la línea vocal de Rob Damiani, despidiéndose definitivamente con “Money Power Fame”. Superaron sin duda las expectativas del público, caldeado desde el inicio de su concierto, incluso con algunos fans coreando los temas como si del cabeza de cartel se tratara.

Es el momento de recibir ya a los de Sheffield, BRING ME THE HORIZON. Con Oliver Sykes a la voz, Lee Malia a la guitarra solista y John Jones a la rítmica, Jordan Fish en programación y teclados, Matt Kean al bajo y Matt Nicholls tras la batería, nos presentan el tan aclamado “That’s The Spirit”. Arrancamos con “Doomed”, que podríamos denominar una intro con estribillo y que empieza a desatar la locura en la pista y a mostrar la escenografía tan grande que traían los británicos, con bombonas de CO2 frío, unas barras de leds laterales y tras la batería a modo de pantalla, y una banda que no paraba de moverse a lo largo y ancho del escenario.

Unas voces de niños deletreando S-P-I-R-I-T al ritmo que aparecen las letras en las pantallas nos traen “Happy Song”, todo un hit de este último plástico para continuar con “Go to Hell, for Heaven’s Sake” y continuar así con una auténtica fiesta sobre todo encumbrada por los grandes estribillos de los británicos, siempre bien secundados por unos asistentes que ansiaban estos momentos tras colas de incluso días en algunos casos.

“The House of Wolves” tiene una estrofa de lo más agresiva que nos lleva vertiginosamente a un estribillo con un sonido más actual. “Chelsea Smile” es el corte más antiguo que sonaría esta noche en honor a esos primeros fans de la banda que recibían este tema como agua de mayo, es increíble el cambio vocal que ha experimentado Oli Sykes en estos años como se puede comprobar al escuchar esta pieza en directo y en estudio. “Throne” arranca con un sonido electrónico característico que es coreado por toda la sala mientras no para de vibrar al ritmo de los saltos del público, uno de los grandes momentos de la noche sin ninguna duda.

Vuelta a dos cortes del “Sempiternal” que supuso una revolución en su sonido, ejemplo de ello son “Shadow Moses”, con más protagonismo para el público y con el que Sykes interactúa constantemente fundiéndose en una sola voz, y una “Sleepwalking” que prosigue con esa línea de estribillos coreables y épicos que contrastan con unas estrofas de metalcore destructor. “True Friends” nos devuelve a su último disco con ese inicio de violines pregrabado y que acompaña en ciertas partes del tema, incluido de nuevo un estribillo cantado por la voz de Oli por parte de la abarrotada sala al completo, dejando paso a otra archicoreada como “Follow You”, el último single que ha estrenado la banda hasta la fecha y que a pesar de ser “lenta” es todo un acierto en directo por la conexión tan grande banda-público. Es un gustazo disfrutar siempre de esta comunión en este tipo de shows.

Mucha presencia electrónica de nuevo en “Can You Feel My Heart”, para devolvernos a la agresividad con “Antivist”, dos temas en los que Sykes vuelve a ser exigido vocalmente y con los que se cierra momentáneamente su actuación, mostrándose un tanto exhausto tras no parar de brincar y brindarnos una de sus mejores versiones vocalmente hablando, y es que hemos visto conciertos previos a esta gira en los que no estaba a la altura de sus interpretaciones en disco.

Tras un breve descanso, llegaría otro clásico ya como “Blessed With a Curse”, dejando paso a todo un hit como ya lo es “Drown”, convirtiéndose así en el nuevo himno por excelencia de la banda como quedó demostrado esta noche, espectacular forma de despedirse del público. La banda no deja de lado por completo su sonido inicial metalcore, pero sí basa su actuación en sus dos últimos discos, revisitando únicamente alguna canción suelta de los anteriores, pero más del 80 por ciento de su actuación se centra en los nuevos materiales, lo que demuestra que este es el camino que pretenden seguir los de Reino Unido. A pesar de no ser la típica banda que un servidor escuche en casa, sí que es cierto que esta evolución en su sonido consigue llegar a más gente, abrirse a más mercado, y subir un peldaño más en su carrera, mostrando una madurez tremenda en este último trabajo.

Fue una hora y cuarto de lo más intenso que recuerdo en La Riviera, con un público muy joven, también con la asistencia de muchos padres y madres de los mismos que también disfrutaban de un espectáculo al final para toda la familia, y es que BRING ME THE HORIZON cuenta cada vez con más fieles, y tras su paso por Madrid no es de extrañar que el fenómeno siga creciendo.

Crónica de Óscar Gil Escobar de RafaBasa.com